sábado, 31 de enero de 2009

La escoba

Libros rotos, sonetos perdidos, trepidar del fuego, escoba en ristre y a barrer.
A barrer los sueños.
¿Que sueños?
Los mios no desde luego, pues esos no son fáciles de eliminar.
Serán los de las hormigas, avispas y demás insectos.
Pues con gran brío arremeto contra ellos.
Solo respeto a los caracoles, por lo de la casa a cuestas, quizás superstición y a las cochinicas, porque son unas bolitas muy monas.
Pero al resto nada.
¡Como se suda!
¡Como se piensa!
Es que la escoba es muy monótona y te da tiempo a inventar, incluso a criticar y entre rezo y rezo la cabeza vuela.
Este me hizo esto.
Aquella me dijo lo otro.
Y así palmo a palmo te vas haciendo la parcela.
De vez en cuando, si te acercas a la reja, ves pasar a uno o a una de esos que corren como si la vida les fuera en ello y del poco resuello que les queda, en vez de saludarte como Dios manda, a lo mas inclinan la cabeza, porque si intentaran algo mas, yo creo que caerían como fulminados.
¡Y los de la obra!
Porque no me libro.
No tengo nada que objetar, son personas educadas, pero ensucian.
Papeles, sacos de cemento.
Y con estos temporales van de un sitio a otro.
De vez en cuando si no salgo con escoba en ristre, salgo con patada al vuelo y los voy mandando hacia senderos alejados de mis aceras.
Como quien no quiere la cosa.
Una patadita tras otra y se los plantifico a un vecino u a otro.
¡No hace eso el viento!
Porque no lo voy a hacer yo.
Los gatos , son harina de otro costal.
Son mirones y dotorean todo.
Te miran, remiran, hacen que te sientas examinada.
Tienen paciencia infinita, con su mirada caída,en posición expectante.
Es como si dijeran.
Te dejas esa hojita, ese papelito.
Pero de pronto, zas desaparecen.
Quizás, tu ya no les entretienes y te plantan.
Son cosas que pasan.
¡Que vida hay en mi jardín!
Es un universo.
Se cumple la entropia.
Todo tiende al desorden.
Las malas hierbas, campan a su antojo, no hay quien las pare.
Ponte a arrancarlas y en tres riegos, ya han vuelto a salir.
Haz lo mismo con las buenas y no las vuelves a ver en años.
Por si fuera poco, también tengo piscina y leñero.
Que te llevan tus buenas horitas de atención y limpieza.
Un día me dije.
Que extrañas semillas caen al agua.
Venga a mirar y mirar al árbol que hay justo al lado.
Pero nada, no le encontraba sentido.
Pues este solo tenia hojas.
Hasta que, elemental querido Watson.
Los puñeteros saltamontes gigantes, que hacen sus deposiciones sin ninguna vergüenza.
Continuaría, continuaría en objeciones y en alabanzas.
¡Pero!
Termino diciendo.
Que el olor de las rosas, el perfume de los jazmines y la música de los arboles.
Merecen la pena, escucharme a mi misma y a mi escoba, cada mañana.