viernes, 24 de septiembre de 2010

Los pies

Los pies, las columnas del cuerpo.
¡Cuanto nos cuentan!
Yo, he tomado la mala virtud de fijarme en ellos.
Nos dicen quienes somos.
Voy a misa.
Se pone gente al lado, miro los pies.
Voy a comulgar, miro los pies.
¡Son el interrogante!
¿Se conoce a la gente por los pies?
Creo que si.
¿Alguien se ha fijado además de los podologos en los pies?
Yo, yo, yo.
Los miro, remiro a la derecha y al revés y no me explico que tal gente tenga esos pies.
Es inconcebible pero los tienen.
Todo un mundo se despliega en torno a los pies.
Sigo en misa, miro alrededor y veo pies.
Pies bonitos, miro a la cara.
Y ahí peco.
Es horrible, no solo por vieja, si no por rara.
Conclusión.
Cara y pies, no tienen nada que ver.
El caso, es que no debería ser así.
Hay pies operados de juanetes, otros no.
Y en cualquier caso se manifiestan de manera distinta.
Es como si se hubieran ido a recorrer la ruta de la seda y a ser bodisabas.
Total.
Todo un estudio y no me concuerdan cara y pies.
Debe ser que solo vale cuando conoces a la persona y no al revés.
Sigo.
Y digo.
¡Vaya manera de perder el tiempo en misa!

1 comentario:

Paco Zafra dijo...

Jaja, justamente estaba pensando en lo que has escrito en la última línea mientras lo leía.